Por: Luis Fortuna
En el centro de Chile, en la comuna de Chimbarongo, Región del Libertador Bernardo O’Higgins, existe una población de cerca de 1,900 habitantes, que se llama “Peor es Nada”, cuyo gentilicio es Peoresnadino (a). El origen de tan singular nombre, se remonta a principios del siglo 20, cuando una joven fue a recibir la herencia que le había dejado su padre, y al ver la propiedad y el lugar, exclamó resignada: “Bueno, peor es Nada”. Con el paso del tiempo los pobladores repitieron una y otra vez la lapidaria expresión, que se hizo conocida y popular, hasta que las autoridades decidieron nombrar al pueblo oficialmente con el nombre de “Peor Es Nada”.
La historia que sirve de intro es para hacer referencia a la actitud de la población de Sosúa frente al turismo y al turista, y para reclamar a continuación que pensemos un poco en la necesidad de trabajar para educar a la gente del municipio de Sosúa, como forma de lograr el crecimiento del turismo en la zona; es necesario que la población asuma conciencia de nuestra realidad como pueblo turístico; es preciso que la gente que vive en Sosúa y Cabarete piense, actúe y responda como habitante de una zona turística; que vea al visitante como lo que representa para nuestra economía, en fin, se necesita crear una subcultura del turismo en los moradores de Sosúa, sean nativos o no.
El turismo en nuestra zona se desarrolla de una manera muy peculiar, diferente a otras regiones turísticas del país y el mundo: en nuestro caso, el turista pasea por el pueblo y entre el pueblo, se transporta, come, se divierte e interactúa en el pueblo y con el pueblo, a diferencia de otros destinos donde el turista pasa sus vacaciones en los grandes centros hoteleros, y solo tiene contactos con los empleados, que están sujetos a las estrictas reglas que les impone la empresa. Aquí no! Aquí la gente se muestra al natural al turista, y eso es un activo si lo convertimos en activo, si lo trabajamos, si lo pulimos, si hacemos que el pueblo vea al turista desde una perspectiva adecuada.
Si no preparamos a nuestra gente para que cuide al turista como lo que es, si no educamos para que nuestro pueblo tome conciencia de la importancia de satisfacer la necesidad de atención, de servicio, de información, de orientación, y en definitiva, para que llene la necesidad que tiene un visitante en cualquier parte del mundo de encontrar un ambiente hóspito que le genere confianza, nuestros esfuerzos serán en vano, o duraremos años y años sin ver coronado nuestro esfuerzo con un desarrollo integral de la actividad turística en nuestra zona.
En la actualidad, la gente de esta región maltrata y desconsidera frecuentemente al visitante; la población que tiene contacto con el turista lo trata como la oportunidad de ganar unos cuantos pesos inmediatamente, y con el menor esfuerzo posible. Por eso la mayoría de nuestra gente trata al primer intento de dar el zarpazo al visitante, pero, ignorancia al fin, como esa práctica no puede bajo ninguna circunstancia arrojar resultados favorables, finalmente se resignan y exclaman como la joven heredera: Peor Es Nada!
Por años, este aspecto ha estado ausente en los programas de las autoridades locales y de las instituciones que trabajan con el turismo en Sosúa. Antes del inicio de cada temporada se hacen planes, se articulan estrategias que abarcan los aspectos relevantes, según sus organizadores, para atender las necesidades del turismo, tales como Servicios, Infraestructura, Seguridad, Actividades, tarifas, etc. Pero la educación de la gente, de la población, no es un elemento que se toma en cuenta, y una vez más, dejamos a “cualquiera” que presente al turista que nos visita, como él quiera, como él entienda, es decir, “a la brigandina”, lo que somos como pueblo y como destino, y esto no debe seguir siendo así, no podemos seguir descuidando o dejando de lado la educación del pueblo, en un destino como el nuestro, pues es necesario que todos tomemos conciencia de que vivimos en un destino turístico, y que dependemos de esta actividad.
En el universo de la población que debemos educar para la toma de conciencia, no solo se encuentra la gente común, el buscavida, el vendedor de la playa, el empleado de los bares y restaurantes, guías, cambiadores de divisas, dueños de pequeños negocios como renta-cars, tiendas de regalos y otros, sino también los profesionales liberales, abogados, ingenieros, contables, Los Periodistas, los vendedores de Bienes raíces, y otros. Es necesario que todos asumamos conciencia de que vivimos en una zona que depende económicamente del turismo, y que si espantamos al turista, perderemos nuestros negocios, nuestros empleos, y nuestro medio de subsistencia.
Una persona sin educación y sin conciencia, piensa inmediatamente en la oportunidad de ocupar el espacio mas visible en la playa, y levantar la estructura más grande, a fin de “abarcar” más turistas; Una persona educada y que haya tomado conciencia, por el contrario, piensa en evitar la arrabalización de la playa, y se preocupa por cuidarla, para que el visitante se sienta a gusto y vuelva.
Un profesional consciente, comprometido con su región, le ofrece al turista que contrata sus servicios una gestión competente, seria, profesional, que satisfaga las expectativas del cliente.
Un periodista consciente, sabe que lo que escribe, las imágenes que presenta, el reportaje que publica, el análisis, la denuncia y los comentarios que hace, darán en poco tiempo la vuelta al mundo, y serán utilizados por la competencia para desacreditar al destino, si damos pie a ello.
Un ciudadano sin educación y sin conciencia, se aprovecha del turista y trata de convertirlo en su víctima; un ciudadano educado y con conciencia turística, por el contrario, se esfuerza en brindar servicios de calidad al visitante, a precios justos, se gana su confianza, y trata por todos los medios de convertir al turista en un Cliente del País.
Por tanto, concluimos que invertir en la educación del pueblo, es apostar a que podemos cambiar el error por la verdad, a que podemos tener un mejor destino. Si logramos que nuestra gente asuma conciencia de que somos un destino turístico, habremos entonces logrado que todos nos convirtamos en guardianes celosos del turismo, y tendremos en cada ciudadano, un real representante de la República Dominicana.
Hagámoslo ahora! Comencemos a mejorar la calidad de lo que ofrecemos, y cambiaremos el turismo que nos visita, por un turismo de mas calidad, con mayor poder adquisitivo, y todos ganaremos más. Dejemos de conformarnos con lo que hay; dejemos de pensar que: Peor es Nada.